¿Qué tiene el papel de Gizpukoa que no tengan otros?

2013/04/08
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¡Cuántas veces me han preguntado lo mismo! ¿Cómo es que estando toda la negociación colectiva sectorial bloqueada, venga el papel de Gipuzkoa y consiga un acuerdo, asegurándose la vigencia del convenio provincial hasta 2016 como mínimo? Si queremos buscar peculiaridades lo mejor será empezar por la mesa de negociación. Es lo que recomienda Luis Manuel Agirre, responsable de ELA en el papel de Gipuzkoa.

Unai OñederraUnai Oñederra, Fundación Manu Robles-Arangiz

En la mesa están los cuatro sindicatos más representativos. Nada raro en este lado. Miremos al otro: está ADEGI. Pero, qué pasa ¿Su representante no está solo? ¿Quiénes son los cuatro que le acompañan? Sorprende, de veras, ver tan concurrida la parte patronal...

No es la única peculiaridad, ya que éstas vienen de atrás. No hay más que leer lo que pone en el convenio firmado en 1994: el convenio del papel de Gipuzkoa tiene una duración indeterminada, con cláusulas negociables anualmente y con la opción de revisar el convenio en su totalidad cada cinco años.

Vista la actitud de ADEGI con respecto a la reforma se podía esperar lo peor, pero en el sector del papel ¿jugará igual?

Dado que el convenio provincial no ha traído problemas a ninguna de las partes, los acuerdos se han ido renovando cada cinco años, hasta diciembre de 2011, que es cuando empiezan las últimas negociaciones. Todo iba con normalidad hasta que llegó la Reforma Laboral de Rajoy en febrero de 2012. ¿Influiría ésta en el sector? Teniendo en cuenta la actitud de ADEGI respecto de la reforma, se podía esperar lo peor, ya que ha apostado fuerte contra la ultraactividad y a favor de las inaplicaciones. ¿Jugaría igual en el sector del papel ?

La duda surge porque este sector tiene otra singularidad más: en Gipuzkoa el sector lo constituyen siete empresas. Has leído bien, siete: Munksjo, Oria, Aralar, Itasa, Zinkuñaga, Gureola y Zubialde. Las siete son industriales. La mayoría grandes instalaciones que exigen importantes inversiones y que, para poder recuperarlas, necesitan funcionar las 24 horas del día durante 350 días al año. Por eso, para los patronos, la estabilidad es fundamental  si quieren conseguir beneficios. Y si a esto le sumamos que la mayoría va bien, se entiende que lo que estas empresas buscan es estabilidad, justo lo que el convenio provincial les garantiza. No quieren complicarse la vida; no quieren que las negociaciones bajen a la empresa. ADEGI, por el contrario, sí. He aquí la primera pista para entender por qué había tanta gente en el lado patronal de la mesa negociadora.

En el lado de los trabajadores, ELA es quien tiene mayoría, con el 40%; LAB tiene el 31%, CCOO el 24% y UGT el 5%. En el sector trabajan 1.200 personas, de las que unas 240 están afiliadas a ELA. El objetivo principal de las y los trabajadores, una vez aprobada la reforma laboral, es impedir las inaplicaciones por lo que se incluyen en la plataforma, cláusulas que recogen esa voluntad.

Los cuatro sindicatos negocian de forma unitaria, como de costumbre. La representación de ELA está constituída por el responsable sectorial y cuatro delegados. Después de las reuniones, estos representantes siempre se reúnen con el resto de delegados de ELA para compartir información y recibir propuestas.

Eso explica que en la mesa negociadora, además de ADEGI, estuvieran los representantes de  cada empresa. Querían seguir la negociación de cerca, para que no se hicieran tonterías

La patronal acepta la cláusula contra la inaplicación en la duodécima reunión. Sin embargo, ofrece un aumento de salario de un escaso 1%, lejos del IPC. Estamos a finales de octubre, ya es otoño, hora de pasar a la acción: se prepara un calendario de huelgas para antes de invierno. El primer paso consiste en reunir en asamblea a todos los trabajadores en Zinkuñaga, para aprobar la propuesta de 6 días de huelga. La fecha elegida para la asamblea es el 16 de noviembre. Justo un día antes, el 15, ADEGI llama a la representación de los trabajadores a una reunión de emergencia. ¿Por qué?

Parece ser que Zinkuñaga ha dicho ¡basta!: "La situación se nos puede ir de las manos. Las cosas nos van bien, no tenemos por qué complicarnos la vida. Este convenio nos vale, podemos aceptar la subida salarial que nos piden. Que no me lo fastidie todo la ideología neoliberal de la patronal." Eso explica que en la mesa negociadora, además de ADEGI, estuvieran los representantes de cada empresa. Querían seguir la negociación de cerca, para que no se hicieran tonterías. "Que ADEGI haga sus exhibiciones neoliberales en otra parte, no en nuestro puchero". A decir verdad, esto es lo más peculiar que tiene este sector, lo que deja claro que se puede llegar a acuerdos, cuando en las negociaciones participa gente que cree en la economía real.

El 15 de octubre, en esta última reunión, llega el planteamiento definitivo de la patronal: está dispuesta a subir el IPC. Los otros tres sindicatos lo aceptan al instante. ¿No tienen que hablar con sus delegados antes de tomar la decisión? ELA dice que fijará su postura después de compartir la propuesta con los delegados, como de costumbre. En la asamblea, celebrada por la tarde, se acepta por unanimidad. Más adelante se informa al resto de afiliados de la decisión y se les da los detalles del acuerdo firmado. Todos contentos. Una victoria tan grande como peculiar.