En la biblioteca de Irun lograron hacer frente a la precariedad sin llegar a la huelga

2019/02/05
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En la mesa redonda sobre experiencias contra la precarierdad en el mundo de la cultura celebrada el 27 de enero en Tabakalera, los y las trabajadoras de la biblioteca de Irun explicaron cómo consiguieron pasar del convenio de oficinas y despachos de Madrid, que les aplicaban, al convenio de intervención social de Gipuzkoa, sin llegar a la huelga.

Mesa Redonda BitartekariakAitzol Urkiola, trabajador de la biblioteca de Irun (este es un resumen de su intervención en la mesa redonda organizada en Tabakalera por los y las mediadoras de la biblioteca Ubik el 27 de enero)

Parece curioso, pero a la plantilla de la biblioteca del Centro Cultural CBA de Irun nos llevaban años aplicando el convenio de oficinas y despachos de la Comunidad de Madrid. Eso no podía continuar así, y en mayo de 2016 llegó el momento en que dijimos: esto no es una oficina, no es un despacho y no es Madrid, por lo que habrá que hacer algo. Y en eso nos pusimos.

Cuando hablamos de condicionar a los gobernantes, es importante que las personas conozcan la situación de las trabajadoras que damos el servicio de la biblioteca. Porque la gente no sabe que estamos subcontratados

No tuvimos que llegar a la huelga, y conseguimos que se nos aplicara el convenio de intervención social de Gipuzkoa integro. De alguna manera tuvimos que pelear en otros ámbitos, y esto lo lideró el sindicato ELA, porque hubo un pliego de condiciones, un concurso público, y ganó una empresa, la que presta hoy el servicio, que en un momento dado no se atrevía a coger el servicio porque creía que podía suponerle algún problema de más, y nos consta, no sabemos exactamente quién y cómo, que desde el ayuntamiento se les insistió para que lo cogieran.

Puede dar la impresión de que en nuestro caso hubo una voluntad política desde el principio de que se nos aplicase el convenio de Gipuzkoa de inervención social, pero yo esto lo cojo con pinzas, dado que realmente lo hicieron porque no les quedaba otra opción. Denunciamos nuestra situación junto con el sindicato, y eso hizo que, en un momento dado, Eulen, ganador de la licitación, se echase atrás. A partir de ahí se desencadenó todo, pero hubo que sudar. Fue un proceso largo, y antes de llegar a la huelga, de romper la imagen de la biblioteca, decidieron arreglarlo, gracias a que en todo momento estuvimos intentando condicionar su decisión.

Si se consigue contactar con la gente, la gente lo entiende; no somos los únicos que estamos en malas condiciones

Un detonante que hizo que el ayuntamiento cambiase de actitud fue una declaración que hicieron dos concejales de Bildu y Podemos que denunciaron nuestra situación. Esto tuvo gran repercusión en las redes sociales, porque estos dos concejales salieron un poco a la brava, con información no del todo exacta, lo que provocó una respuesta oficial del ayuntamiento. Todo esto generó un gran revuelo.

Por lo tanto, cuando hablamos de condicionar a los gobernantes, es importante que las personas conozcan la situación de las trabajadoras que damos el servicio de la biblioteca. Porque la gente no sabe que estamos subcontratados, siendo esto una actuación muy extendida en las administraciones. En el momento en que una institución subcontrata un servicio estructural que tienes que dar un servicio, un lugar, que ofreces durante todo el día de los 365 días del año (no hablamos de un carpintero para arreglar una puerta), en el que trabajan 6, 8, 10 o 25 personas, da igual el número, estás asumiento que esas personas trabajadoras van a trabajar para una empresa que lo único que busca es beneficio económico.

Mi empresa no sabe a que me dedico yo. Lo único que sabe mi empresa es lo que le pagan por mí y lo que me tiene que pagar después. Y hasta ahí hemos llegado. Las instituciones asumen dejar el servicio en manos de empresas que sólo miran la cuenta de resultados. Si la ven verde continúan, si la ven roja, se marchan. Es a las instituciones a las que tenemos que pedir cuentas.

En la biblioteca de CBA trabajamos con mucha gente, trabajamos con personas, no sabíamos lo que iba a pasar cuando optamos por luchar por lo que nos correspondía. Hubo tensión. En un momento dado llegamos a llamar a la huelga, y la respuesta de la gente, de las personas usuarias del espacio fue muy positiva, dado que entendían que nos tenían que aplicar unas condiciones dignas de trabajo. Si se consigue contactar con la gente, la gente lo entiende; no somos los únicos que estamos en malas condiciones.