Astrid Agenjo y Cristina Carrasco: “La economía feminista es un pensamiento de ruptura total”

2014/02/26
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El 3, 4 y 5 de octubre, alrededor de 300 personas se encontraron en Carmona con un interés común: debatir sobre economía feminista. Toda una lección de cómo el conocimiento teórico y práctico se construye en la academia y en otros muchos lugares que están en diálogo. Conversamos con dos de las economistas organizadoras, Astrid Agenjo Calderón, primeriza, y Cristina Carrasco, una de las veteranas.

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Conferencia: 7 de marzo a las 10:00 en la escuela Navarra de teatro. Para ver el programa clickar aquí

Ponente: Astrid Agenjo Calderón, Licenciada en Economía, y miembro de la Asociación Internacional de Economía Feminista

 

 

Soraya Gonzalez Guerrero, publicado en Diagonal el 07/11/2013

¿Qué aporta la economía feminista para entender esta crisis y buscar alternativas?

CRISTINA CARRASCO: Lo que la economía feminista está poniendo sobre la mesa es un pensamiento de ruptura total con el sistema. Cuando hablamos de la contradicción fundamental entre el capital y la vida, la acumulación de capital sobre la explotación de los recursos y de las personas, esto significa replantearlo todo. Tenemos bastantes puntos de encuentro con la economía ecológica, venimos a decir que la economía se apoya en la naturaleza y en la economía del cuidado. Planteamos cambiar las formas de producir y consumir y un reparto de los trabajos de la reproducción humana.

ASTRID AGENJO: Es un cuestionamiento al sistema económico en su conjunto, que es capitalista, heteropatriarcal, racista y colonial. La lógica de acumulación está atacando a la vida en todas sus dimensiones y la respuesta no puede ser única, de ahí la necesidad de confrontar muchas miradas, más allá de la academia, donde desde mi punto de vista los procesos son bastante solitarios. Tenemos que construir un conocimiento y una acción conjunta desde la diversidad, estando juntas.

Por eso había un eje de acción política y otro de formación feminista. ¿Cuál es vuestra valoración de la articulación entre academia y activismo?

C.C.: En los congresos anteriores ya se daba esta articulación, aunque no era explícita. Las mujeres de la academia nunca fuimos mayoría, siempre venía gente muy diversa. Pero este congreso fue organizado explícitamente así. Además no somos exclusivamente académicas, las mujeres que participamos desde Barcelona también estamos en el centro social Ca la Dona.

"Lo que la economía feminista está poniendo sobre la mesa es un pensamiento de ruptura total con el sistema"

Personalmente creo que la academia tiene menos posibilidad de pensar libremente, desde los movimientos hay mucha más capacidad de pensar. Pero en la academia nos pagan para que estudiemos, por eso tenemos más tiempo para organizar las cosas. Creo que hay una buena interacción entre movimientos sociales y academia. Ojalá siempre fuera así.

A.A.: Los cuatro comités que han estado en este engranaje no han sido compartimentos estancos, ha habido un diálogo y un cuidado para que no hubiese mesas paralelas en las que se habla de temas distintos. Yo de otra forma no lo concibo. Necesito bajar todos los aprendizajes y dudas a la calle. Te cuento como experiencia que las Setas Feministas (nacidas del 15M de Sevilla) salimos al mercado a preguntar a las mujeres cómo les estaba afectando la crisis, y sin pensarlo estábamos haciendo una práctica de economía feminista muy potente, porque las mujeres no estaban hablando de cómo les afectaba la crisis. “Si yo llevo toda la vida en crisis”, nos decían. Al final en la calle es donde se está gestionando la vida cotidiana.

"Venimos a decir que la economía se apoya en la naturaleza y en la economía del cuidado. Planteamos cambiar las formas de producir y consumir y un reparto de los trabajos de la reproducción humana"

Y en la universidad, ¿qué acogida tiene la economía feminista? ¿Quién marca la agenda?

C.C.: En la academia no nos hacen ni caso, lo poco que hemos ido consiguiendo ha sido a costa de muchísimo esfuerzo. Muchas mujeres que están ahí tienen que renunciar a cosas. Conseguir una cátedra de economía feminista es absolutamente imposible, pero creo que tampoco es nuestra prioridad. Hemos conseguido algunas asignaturas, aunque siempre son optativas. En los máster es más fácil. Pero en economía es más complicado, y más ahora que la teoría neoclásica domina toda la academia. ¿Temas de investigación? Los que podamos hacer, no hay líneas ni financiación claras. Cuando salen del Instituto de la Mujer pedimos y cada una sigue en su línea (políticas públicas, presupuestos, trabajo, análisis de estadística desde otra perspectiva, donde también hemos avanzado bastante). Hay cosas que están en la agenda de lo que se financia porque no son rupturistas con el sistema: la conciliación, la igualdad… son pequeños parches. Si nosotras planteamos la economía feminista tal como la entendemos es muy difícil que nos den subvenciones.

"Salimos al mercado a preguntar a las mujeres cómo les estaba afectando la crisis, y sin pensarlo estábamos haciendo una práctica de economía feminista muy potente"

A.A.: Yo siento que hay mucho interés por la economía feminista en lo que se está haciendo desde la academia. Probablemente también por el contexto. Empecé mi tesis hace un par de años, tengo la suerte de tener una beca. Pero cada vez veo que más mujeres están incluyendo la economía feminista en sus tesis, mezclando su experiencia en los movimientos y sin financiación.

Sí se están haciendo cosas. La creación de redes de las que siempre hablamos puede llevarse a la práctica. Yo estoy en el Observatorio Ep&Do, somos 20 investigadoras y docentes de la Universidad Pablo de Olavide, que hemos juntado nuestra experiencia para hacer fuerza. Tiene un carácter más académico, pero siempre mirando a la formación y a la participación a través de movimientos. Estamos arrancando, pero tenemos muchas ganas.

En este congreso existe un diálogo intergeneracional y esto hay que resaltarlo. A veces, las más veteranas en el feminismo se atrincheran en sus feudos, no quieren que las más jóvenes las vengan a cuestionar y esto hace difícil el diálogo, el relevo.

C.C.: Entre medio hubo una generación que no funcionó muy bien. Pero ahora hay mucha gente joven, con muchas ideas. Nosotras aportamos la experiencia de 30 años y ellas son como esponjas. Además están en nuevos movimientos que piensan de otra manera, tal vez son más rupturistas. Como ahora en la universidad prácticamente no hay plazas, mucha gente joven se buscará la vida fuera de la universidad. Pasará un tiempo que habrá menos gente en la academia y más gente en otros lugares, la cuestión es que el pensamiento de la economía feminista continúe. Pienso que éste se irá dando fuera de la academia. ¿Cómo? No tengo ni idea, cada generación buscará sus mecanismos.

A.A.: Me he sentido acogida, de igual. No veo que exista un púlpito sino que se está dando de verdad un diálogo.