Solidaridad y autogestión en Grecia

2014/07/07
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En este texto Antonio Cuesta Marín realiza un recorrido por el camino de la resistencia en Grecia y lo hace de una forma rigurosa y bien conectada con la realidad política, social y económica en la que nacen estas iniciativas. Al relatarlas genera un instrumento político necesario para extender estas nuevas prácticas políticas permitiendo su diálogo con las que se están dando en otras regiones. Su trabajo ayuda al renacimiento de la convicción de que la emancipación humana, la justicia, la sostenibilidad o la lucha contra el patriarcado constituyen luchas internacionalistas, luchas en las todas las personas somos importantes y ocupamos un lugar protagonista.

Antonio Cuesta Marin, consulta aquí el libro completo.

antonio cuesta

Prólogo de Yayo Herrero

La crisis económica ha golpeado con fuerza lo que parecía una inexpugnable Europa y, dentro de ella, los países del Sur están sufriendo las imposiciones de unos planes de ajuste que, hasta hace muy poco, eran inimaginables en la rica Unión Europea.

La expresión de la indignación ante esta política del expolio va mucho más allá de una crítica a políticas concretas. Es más bien una enmienda a la totalidad. Mucha gente ha despertado y crece el convencimiento de que bajo la lógica capitalista no existe vida digna posible que alcance a todos y todas.

El modelo de crecimiento especulativo y depredador neoliberal estalló haciendo visible la volatilidad de la riqueza creada por los mercados financieros. Las deudas encadenadas disolvieron el espejismo de un crecimiento económico al margen de la naturaleza y el trabajo humano y mostraron con claridad cómo aquello que se había llamado desarrollo no estaba construido sobre nada sólido ni durable.

El capital intentó regenerar las tasas de ganancia de forma rápida y
entonces el capitalismo mostró su verdadera cara. El poder político, fusionado con el poder económico puso en marcha una maquinaria que, con la excusa de la reactivación del crecimiento y la generación de empleo, eliminó derechos laborales; recortó hasta situaciones dramáticas en servicios sociales, dependencia, sanidad y educación pública; debilitó todo lo que tenía que ver con el bienestar, encerró la vulnerabilidad y el cuidado de la vida humana en el espacio patriarcal e invisible de los hogares; erosionando
aún más la débil democracia…

La expresión de la indignación ante esta política del expolio va mucho más allá de una crítica a políticas concretas. Es más bien una enmienda a la totalidad. Mucha gente ha despertado y crece el convencimiento de que bajo la lógica capitalista no existe vida digna posible que alcance a todos y todas.

En el plano de la contestación política, nos encontramos las huelgas,
la oposición a leyes o directivas más que injustas, criminales, la lucha contra los despidos o el desmantelamiento de los servicios público, la denuncia de la emergencia de neofascismos. En todos estos ámbitos, en la calle y en los tribunales, la sociedad se activa de forma creciente y mejor organizada.

Pero además, cada vez más personas ejercen el derecho legítimo a
resistir y a reorganizar el conjunto de la vida social y económica. Hemos visto nacer y asentarse una miríada de proyectos e iniciativas que buscan resolver necesidades materiales, afectivas o culturales a partir de la cooperación, constituyendo una verdadera emergencia de una nueva economía social y solidaria que sitúa a las personas y su bienestar en el centro. En todos los sectores hay personas dispuestas a construir y a demostrar que existen otras formas de entender las relaciones, la política y la economía. Se trata de una estrategia de supervivencia y a la vez de construcción de futuro. Se trata de disputar la hegemonía económica, política y cultural.

La combinación de ambos planos, el de la confrontación con el poder hegemónico y el de la construcción de alternativas es crucial. El primero permite frenar el deterioro de lo que nos queda y el segundo permite imaginar otras formas de construir la sociedad y experimentar en carne propia que es posible hacer las cosas de otro modo.

En este texto Antonio Cuesta Marín realiza un recorrido por este doble camino de resistencia en Grecia y lo hace de una forma rigurosa y bien conectada con la realidad política, social y económica en la que nacen estas iniciativas. Al relatarlas genera un instrumento político necesario para extender estas nuevas prácticas políticas permitiendo su diálogo con las que se están dando en otras regiones. Su trabajo ayuda al renacimiento de la convicción de que la emancipación humana, la justicia, la sostenibilidad o la lucha contra el patriarcado constituyen luchas internacionalistas, luchas en las todas las personas somos importantes y ocupamos un lugar protagonista.